Valentina del Olmo
Camine nerviosa, mis manos casi templaban de miedo, una parte de mí me decía que lo que estaba por hacer era una completa locura pero la otra parte de mí seguía escuchando las palabras de Alan una y otra vez en mi mente, la mansión se veía oscura quizás era la noche o mis nervios que me hacían verla más terrorífica que nunca, había estado muchas veces en este lugar, había venido demasiadas veces con Alan pero esta noche era diferente, quizás porque sabía que esta noche Alan no estaría aquí. Antes de tocar la puerta me giré y puedo ver a Alan junto a su amigo salir del bosque pude ver también cómo las demás personas se acercaban a ellos hoy sería el día de su transformación hoy en su cumpleaños número 19 el fin se transformaría en un lobo al fin podría comenzar a escoger a su compañera de vida. Toque la puerta lo más rápido que pude. La puerta no tardó mucho en abrirse me sorprendió encontrar a un hombre ahí mirándome fijamente rápidamente lo reconocí era el próximo beta de la manada — Valentina ¿Que haces aquí? Alan está en el bosque— su voz sonaba gruesa y aunque su aspecto eres bastante imponente definitivamente no se comparaba en nada a Alaric — sí, lo sé— tartamudee un poco, aclaré mi garganta— vengo a ver a alaric ¿Está disponible?— Le pregunté, en mi cabeza seguía preguntándome si lo que estaba haciendo era lo mejor, pude ver la sorpresa en el rostro de Alejandro Sin decir nada solo se apartó dejándome pasar a la mansión, respiré profundo antes de adentrarme a ella ¿Hacia donde tenía que ir? — está en el despacho— lo escuché decir antes de que incluso le preguntara agradecí y luego comencé a caminar directamente hacia donde sabía estaba ubicado el despacho. Recorrí aquellos largos pasillos nerviosa con el corazón muy acelerado toqué la puerta una vez que llegué a ella suena suave al no ir respuestas volví a tocar esta vez pude ir como alguien me dejaba entrar así que tomé la perilla la giré y abrí ahí sentada en una silla mirando directamente hacia la ventana en donde se podía ver la luna llena en el cielo se encontraba Alaric. Aún sin entrar sentí como su presencia me robó el aliento y Alan se llevaban solamente dos años pero parecía que alaric tenía muchísimos más no solamente por su físico sino también por cómo era — Valentina...— escuché mi nombre salir de sus labios y no sé por qué todo mi cuerpo se estremeció por completo, ni siquiera me estaba mirando ¿Cómo es que podía saber que era yo que estaba en la puerta? giró la silla y aquellos ojos negros se enfocaron en mí una vez cada parte de mi piel se erizó, mi corazón se aceleró un poco más y no pude evitar jugar con mis manos intentando así calmar mi nerviosismo— ¿Que te trae por aquí?— Preguntó — vengo aceptar tu propuesta— una vez más mi voz salió temblorosa que yo hizo que alaric soltara una pequeña carcajada, lo vi levantarse y caminar lentamente hacia mí era demasiado alto comparado conmigo, se posicionó justo frente a mí aunque había una pequeña distancia entre nosotros que nos separaba — ¿Estás segura Valentina?— preguntó mientras se relamía los labios ¿Estás segura Valentina?! Repetí aquella pregunta en mi mente aún estaba a tiempo de arrepentirme y de correr de este lugar— ¿Estás segura que quieres ser mía? ¿Estás lista para hacerlo?! No tienes ni idea lo que significa ser mía una vez que te marque no vas a tener salida, no hay manera que te alejes de mí o que huyas de mí porque donde sea que vayas te encontraré— sus palabras definitivamente me intimidaban pero yo estaba más que decidida hacer pagar a Alan por su desprecio pero sobre todo por sus burlas y sabía que aquí era en donde más daño podía hacer — estoy lista— Susurré Alaric camino hacia mí mi corazón se aceleró un poco más y pude ver una pequeña sonrisa extendiéndose un poco más en su rostro, era de esas sonrisas que apenas las veías que aterrorizaba porque sabías que nada bueno significaba. Con una velocidad sobrehumana alaric se posicionó detrás de mí colocó su mano en mi garganta e inclinó un poco mi cuello lo dejé hacerlo y cerré los ojos sentí su aliento en mi cuello y como su nariz rozaba algunas venas que estaban en mi cuello. Tragué grueso sintiéndome demasiado nerviosa como para decir algo — Aún estás a tiempo de arrepentirte Valentina— su voz gruesa me incitaba alejarme, su voz me incitaba a huir de este lugar pero ya no quería, yo quería que él me marcara quería ser suya — Márcame!— aunque quise que aquello sonara más como una petición realmente sonó como una orden y antes de que siquiera pudiera pensar en lo que había dicho y en lo que me había atrevido hacer sentir los colmillos de alaric clavarse en mi cuello, gemí de dolor e incluso intenté alejarme sin embargo el brazo de alaric me aprisionó entre su cuerpo evitando así que pudiera moverme. Sentí como algo salía de aquellos colmillos mi corazón se aceleró más y el dolor poco a poco comenzaba a cesar, mientras que mi sentido también se iba desvaneciendo. Sentí como alaric sacaba sus colmillos de mi cuello y luego como mi cuerpo se relajaba tanto que él tuvo que tomarme entre sus brazos. Aún tenía los ojos abiertos podía ver aquella expresión dura y como mi sangre caía por las comisuras de su boca, él no me miraba solo miraba al frente sentí como me dejaba caer suavemente en lo que parecía ser el sofá de su despacho. No podía creer lo que acababa de hacer Ya no había vuelta atrás Ahora le pertenecía a Alaric Thorne, ahora él no solamente era mi alpha, ahora era mi compañero y mi alma gemelas estábamos atados Alaric Thorne el rey de los Lycan, el lobo negro más fuerte de esta era, el lobo que todos le tenían miedo al que gobernaba y mandaba con mano de hierro, ahora le pertenecía a él no sabía si me había castigado a mí o intentaba castigar Alan, pero la decisión ya había sido tomada y no había vuelta atrás. Alaric mi amor de infancia pero el hombre que me aterraba Cerré los ojos suavemente Sentí como tocaban mi cabello suavemente — quién diría que terminarías aceptando a Valentina, no sé qué fue lo que te trajo a mí ni lo que hizo que tomaras esta decisión, pero ya la tomaste y ya sucedió espero que estés lista para lo que está por suceder, espero que estés lista para ser mía Fue lo último que escuché antes de caer en los brazos de Morfeo