El domingo era el día más esperado porque Leon era libre de hacer lo que quisiera. Se levantó temprano por la mañana y fue al campo de entrenamiento, donde encontró a Divya practicando tiro con su padre.
"Buenos días, el futuro yerno más guapo de todo el país", saludó Ben con una amplia sonrisa.
"Buenos días, tío, ¿ya desayunaste?"
"Solo comí pan, apenas me hizo cosquillas en el estómago", respondió Ben, haciendo reír a Leon.
"Mamá le prohíbe a papá comer alimentos pesados porque su vientre ya está muy abultado, redondo como una sandía", dijo Divya, haciendo que su padre se sintiera molesto.
Leon solo respondió con una risa.
"Tío, vamos a entrenar juntos", invitó Leon, que no se sentía incómodo porque era habitual.
"Entrena con Divya, el tío no tiene ganas porque no ha comido arroz esta mañana", se negó Ben con sinceridad.
"No tengo el corazón para entrenar con Divya", dijo Leon.
"Entrena conmigo", ofreció James, que acababa de llegar.
Leon inmediatamente miró hacia atrás, resultó que