Sean abrazó a Lily, un abrazo cálido que la hizo sentir cómoda y protegida. No salieron lágrimas, solo dolor por haber sido engañada durante tanto tiempo. El mundo era cruel con Lily, pero ahora estaba Sean, cambiando su vida.
"No sé cómo hiciste todo esto, pero te estaré eternamente agradecida". Dijo Lily, apoyada contra el pecho de su marido.
"Te amo con todo mi corazón, nunca dudes de mi amor por ti, aunque nuestro encuentro haya herido tu orgullo".
"Pero, si esa noche no me hubiera vendido a ti, seguramente no estaríamos juntos así".
Sean asintió.
"El hombre al que has considerado tu padre durante todo este tiempo está en mi cuartel general. Pero no voy a arrestar a tu esposa e hija".
"¿Por qué?", preguntó Lily con curiosidad.
"Ellas deben sufrir una vida dura. Que se pregunten y busquen dónde está el señor Heri".
"Tienes razón, así debería ser. Al igual que yo, que he estado buscando las cenizas de mi madre durante tanto tiempo y ahora tengo que buscar dónde está la tumba de mi