Los ojos de Lily brillaron al pisar la arena blanca. La extensión del mar azul con los tonos anaranjados del atardecer. En toda su vida, era la primera vez que pisaba una playa tan hermosa. Como una niña pequeña, jugaba con la arena y el agua del mar. El canto de los pájaros, acompañado del sonido del oleaje, trajo una alegría especial al corazón de Lily.

No hizo caso a la brisa ligeramente fuerte. Lily dejó que sus pies se mojaran en la orilla del mar, que subía y bajaba saludando la playa. Sean solo podía mirar a Lily desde una cierta distancia, ya que la dejó disfrutar de su alegría.

"Resulta que hay gente que nunca ha estado en una playa así", dijo Sean, sorprendido.

De repente, Lily se acercó a Sean; con una sonrisa feliz, le agradeció a Sean por haberla llevado a la playa.

"¡Juega todo lo que quieras!", dijo Sean.

"¡Quiero volver mañana!", dijo Lily. "¿Ya te vas mañana?", preguntó.

Sean negó con la cabeza.

"¡Vayamos de nuevo a este lugar!", sugirió Lily.

"Sí, vamos de nuevo", d