Al llegar a la recepción todo fue hermoso, Aimee se había empeñado en que tuviera una boda de ensueño y desde la entrada se podía ver. La prensa se desbordó pero gracias a la seguridad que Briseida contrato pudimos pasar adentro sin ningún contratiempo.
Los invitados se sentaron y yo pase con Adriel a la pista en donde bailamos nuestra primera pieza como recién casados. Las chicas se encontraban fotografiando el evento y también los fotógrafos contratados por Aimee.
— Algo que no dije frente al altar y es que aunque la muerte nos separe te esperare en el más allá y ahí te seguiré amando por toda la eternidad — me susurró Adriel — ¿Me aceptas como tú esposo en el otro mundo?
— La boda tiene que ser más lujosa que está porque si no simplemente no me caso y me busco un fantasma bien buenote — reí — así que ya sabes el requisito que pido.
Nosotros nos reímos y Adriel me besó, nos besamos tanto que nuestros labios se entumieron. Nos tomamos fotos con los invitados y aunque la mayoría los d