Yo caminé hacia la cama para tomar una camisa de Adriel y ante su mirada curiosa no tuve más opción que ir a cambiarme a su baño, estando ahí me coloque la prenda de vestir que me quedaba algo entallada y salí para la cocina.
— ¿Qué fue lo que olvide?
Por suerte Adriel siempre estaba bien surtido en su cocina por lo que encontrar lo que quería no fue problema.
— Es esto.
— ¿En serio?
— Amó la crema con los huevos revueltos, fue un detalle que omití hace tiempo ya que probablemente iba a ser raro decirlo pero hemos pasado por tantas cosas que a estas alturas no me da temor admitir algo tan raro.
Yo sonreí y luego ambos fuimos al cuarto para desayunar entonces le di los huevos revueltos con crema encima de un pan tostado embarrado con frijoles molidos.
— Pruébalo y vas a ver qué me darás la razón.
— ¿Hablas en serio?
— Sí y mucho.
— Puedo morir si como eso.
— No seas exagerado Adriel, vas a ver que te va a fascinar, además mi filosofía es que si vas a morir por algo de comida pues al