— ¿Por qué consideras eso?
— Porque nos conocimos en situaciones poco convencionales y él es de un mundo distinto al mío además de que si nuestros caminos se cruzan nuevamente no sé para qué va a ser ya que lo que nos unió simplemente fue tomado y cada uno se fue por rumbos distintos.
— Lucía, ¿No sentiste un poco de amor hacia ese hombre? — me preguntó — porque para ser sincera con lo poco que me contaste yo sentí que si estás enamorada.
— La palabra amor no tenía cabida en lo que hacíamos por lo tanto no desarrolle este tipo de sentimientos hacia él.
— Definitivamente eres un hueso duro de roer.
— Más que duro diría que soy imposible de roer, el amor para mí no existe chaparrita y lo enterré hace muchísimo tiempo.
— ¿Por qué hablas de esa manera Lucía?— me dijo triste — no debes decir esas cosas.
— Es la verdad chaparrita, nunca tuve ningún pretendiente, luego el señor Lund llego a mi vida y a ese ni como pretendiente lo calificó sino como comprador.
— Eres demasia