65.
Nora se mantiene ante la mesa principal, moviendo con la cuchara la sopa ante ella. No ha dado ni un solo bocado y su mirada se queda perdida en las estrías de la madera. Aunque pareciera que su mente está llena de ideas, la verdad es que está vacía, desconectada de todo, pero a veces esa era la mejor forma de encontrar una salida.
—Nora, debes de comer. En tu estado no puedes pasar ayuno —dice Bernardo sentado a la cabeza de la mesa, viendo la apatía de Nora mientras se empina su vaso de whisky.
—No tengo hambre… —dice Nora cabizbaja y con tono neutro.
—Le tendré que decir a Thalía que te haga comer y créeme que no será muy agradable. Le gustan las sondas —dice Bernardo amenazando a Nora como si fuera una niña chiquita.
Nora levanta la mirada hacia Thalía, pero esta no hace ningún gesto, es como si no hubiera escuchado nada o fuera un robot apagado. Thalía, al sentir que sobra, da media vuelta y sale del comedor, dejándolos solos, sin ganas de escuchar más.
—Estoy embarazada,