(POV: Harold)
Todo comenzó con una línea rota.
Un código duplicado, colgado en un directorio que ya debería estar archivado. Casi invisible. Casi perfecto.
Pero no lo era.
Y si hay algo que me jode más que las mentiras evidentes… son las mentiras bien hechas.
Estaba en el subsótano 3 del ala de registros —esa parte de Valtherium donde la humedad huele a secretos podridos y los sistemas solo responden si les hablas bonito o los amenazas con estilo—, rodeado de terminales viejas, polvo y silencio. El tipo de lugar donde uno puede desaparecer y nadie hace preguntas. Ideal para mí.
Saqué el conector, me senté con las piernas sobre el escritorio (porque, dignidad cero en estas misiones encubiertas), y empecé a rascar la superficie de lo que el sistema intentaba ocultar. No fue difícil. Lo difícil fue lo que encontré.
*****
El archivo estaba enterrado, como un cadáver escondido en la base de un obelisco. Oculto con tanto cuidado que era obvio que no querían que alguien lo viera.
Lo abrí igu