(POV: Ishtar)
El silencio dolía.
No como una herida.
Dolía como una verdad que nunca quisiste escuchar. Como un cuchillo que no corta de golpe, sino que se hunde lento, mientras lo niegas.
Todo en mí temblaba.
El suelo, el aire, incluso la luz.
Había fuego en mis pulmones, pero no salía. Solo ardía.
Y entonces…
—¡¿Lucian… era parte de ellos?! —Mike fue el primero en romperlo, su voz quebrada, asfixiada entre incredulidad y furia.
—¡Tiene el Orvium incrustado en el pecho! —añadió, el gesto entre rabia y asco—. ¡Como si fuera una joya! Como si fuera... parte de él.
—No es un híbrido común… —murmuró Harold. Su voz, normalmente calma, tenía una grieta. Su mirada estaba perdida, como si repasara piezas de un rompecabezas con los dedos quemados—. No… no lo es. No hubo rechazo. No hay cicatrices. Está completamente integrado. Es como si el Orvium... lo aceptara. Como si él hubiera sido... diseñado para eso.
—Como si lo hubieran creado así desde el principio —susurró Mike, con los puños apret