Capítulo 41 — El último rugido.
(POV: Ishtar)
No estábamos listos. Y lo sabíamos.
La criatura emergió como un huracán encarnado. Cada pisada reventaba el suelo como si la tierra rechazara su existencia. Su fuego no era calor. Era un lenguaje antiguo que gritaba sin palabras. Un lamento de destrucción.
—¡Formación! —ordenó Harold, su voz más tensa que de costumbre. El aire ya giraba a su alrededor como una tormenta ciega, en espirales que cortaban la niebla como cuchillas invisibles.
Activé mi armadura sin pensarlo. El Ignis Lux me envolvió con un destello doloroso. Era como si mi propio cuerpo dudara en resistir, como si intuyera que el fuego que venía no se podía enfrentar solo con poder.
Mike fue el primero en lanzarse. Su tatuaje chispeaba, su puño envuelto en energía viva que le recorría el cuerpo como venas eléctricas. Estaba agotado. Pero no sabía detenerse.
—¡Esta vez no vas a levantarte, pedazo de mierda! —rugió, con la voz rota por la furia y el cansancio.
Saltó directo al pecho de la criatura, pero no fue