Valeria Peña Madrigal
Puerto Vallarta, Jalisco, México
Dex se levantó muy temprano en la mañana, me despertó el ruido de la regadera y yo permanecí acostada, aún estaba cansada y empecé a cerrar los ojos nuevamente aprovechando el ruido de la regadera para que me sirviera para arrullarme, hasta que me dormí nuevamente y después sentí como Dex, me estaba despertando.
–Valeria, despierta bonita. Tenemos que ir a un lugar – Dex me llenaba de besos – Por favor, preciosa.
No tenía ganas de salir a ningún lado, además era un día que no se debía hacer nada, era un sacrilegio dejar la comodidad de tu cama a una hora tan temprana. Así que me iba a quedar todo el día en la cama o por lo menos otro rato más, era domingo, un día para descansar.
–Dex, ¿Ahora? – Me levanté un poco frotándome los ojos – Hoy tampoco tengo escuela, es domingo.
–Quiero que vengas conmigo a un lugar y que aprovechemos que es nuestro día libre, por favor.
–No lo sé, es que tenemos encima el problema de Alan y tú solo pie