El coloso se tambaleó, pero no cayó. Las cadenas negras de Seraphine rodearon sus brazos, tratando de contenerlo. Sin embargo, la bestia se sacudió con furia, tirando de ellas y casi arrastrando a Seraphine.
Abajo, Fenris aulló, destrozando a tres generales a la vez con sus garras.
—¡Seraphine! ¡No te contengas! ¡Acábalo antes de que lo destruya todo!
Alaric, en forma de lobo gigantesco, contenía a las tropas de sombra que intentaban acercarse a Seraphine. Mientras tanto, Rafe, cubierto de sangre, blandía su espada con rapidez, deteniendo a todo enemigo que lograba atravesar la primera línea.
Liora casi cayó de rodillas, su báculo temblando.
—No… no puedo… contener… tantas heridas…
Rafe sostuvo su cuerpo, con el rostro endurecido.
—Puedes, Liora. Si tú caes, todo se derrumba. Te