Le doy Okey al mensaje que me envió Russell y luego le escribo a Jack para avisarle que estaré donde me citó en una hora, tomé mis cosas y me despedí de Esperanza.
Hoy, había sido un día normal y eso había bajado mi nivel de ansiedad por todo lo que había pasado con mi ángel, porque eso era gracias a ese bendito contrato de sumisión, por lo menos por los tres meses que duraba el era absolutamente mío y, de cierta forma, me estaba gustando.
Enseñarle todo lo que conlleva el BDSM me daba cierto temor, no quería ensuciarlo, yo sabía claramente lo que era ser un inexperto, pero tuve la suerte de tener a un buen Dom que me enseñó no solo a experimentar, sino que también a respetar a mi sumiso.
Enfilé mis pasos hacia el estacionamiento y me encontré con Nathan, mi amigo se veía radiante y eso quería decir que las cosas con su mafiosa estaban bien, lo que me ratificó con la vianda de comida que traía.
Nos prometimos un café para el día de mañana y nos despedimos.
Al llegar a las instalacione