"Clarissa... ¿puedes despertarte ya?", pregunté, varias horas después.
El sol se había puesto y había vuelto a salir, pero yo seguía junto a su cama.
Sentía la cabeza mareada por no haber dormido nada y empezaba a pensar que tal vez había llegado el momento.
Quizá realmente no se despertaría...