Capítulo 23
—¿Se puede saber qué demonios les sucede? — Nala escuchó una voz familiar, la había escuchado antes. Intentó pensar a quién pertenecía, pero los nervios, el estrés, la angustia, no le permitieron a su cerebro funcionar correctamente.
—Señora, nos pagan por esto. —dijo el hombre con voz irónica. — No voy a perder mi dinero por usted.
—Lo siento señora… — le escuchó Nala a la enfermera que la había estado atendiendo. —No he podido hacer nada. Han llegado como los dueños del lugar.
—Llame a seguridad.
—Ya vienen de camino.
Nala se descubrió el rostro y vio entonces a la mujer.
Era la madre de Grenor.
—Escúcheme bien, patético hombrecillo. —la madre de Grenor llevaba un pantalón negro de talle alto y una blusa d