El padre se fue a la habitación para hablar con su esposa Dayana. Le comentó lo que había descubierto de su hija consentida y le aseguró que tomaría en cuenta su opinión.
Dayana también se sintió muy decepcionada. Por lo tanto, su respuesta fue corta y clara.
—Tráela de regreso. Por castigo tendrá que estudiar en una universidad pública.
No habían pasado ni dos minutos cuando el padre le ordenó a su hija que preparara las maletas porque regresarían a la mansión. Mardeli le suplicó que le permitiera quedarse, al menos hasta que el bebé no naciera y que luego ella volvería por su cuenta.
En ese momento ella recordó las veces que David le pedía que se portara bien porque de lo contrario vendrían a llevarla para que estudiara en una universidad pública.
Ella lo extrañaba, mucho, mucho. Lo extrañaba para que la defendiera, incluso de su padre. Pero su destino ya estaba sentado y tenía que acomodarse aunque no lo quisiera.
Los días se convirtieron en meses, y en esos meses llegó el pequeño