Capítulo 44 - Atrapados en el acto.
Emilia estuvo a punto de tocar la puerta del cuarto del motel, pero se detuvo a mitad de camino.
“¿Qué estoy haciendo? ¿Acaso quiero darles ventaja?” se dijo así misma, alejando el puño de la puerta y tomando el pomo, girándolo lentamente. Para su suerte, la puerta estaba sin llave.
Respiró hondo y exhaló antes de abrir con mucho cuidado la puerta, para que su esposo y su amante no se percataran de su presencia.
Quería agarrarlos desprevenidos, quería ver las expresiones de sus rostros y grabarlas en sus retinas como una fotografía.
La puerta se abrió y rechinó por lo oxidada que estaba, y tuvo que detenerse a mitad de camino. Contuvo el aire en sus pulmones y cerró fuerte los ojos, rezando que no la hayan escuchado.
Pero no, no lo habían hecho, los gemidos aún seguían sin detenerse y cada vez más fuertes, opacando cualquier otro ruido.
Terminó de abrir la puerta y entró con sigilo, cerrando detrás de sí con mucho cuidado.
Cuando se dio vuelta hacia la cama, la encontró vacía y sin un