-Está bien- exclamó Emilia.
Adrian se giró hacia ella estupefacto y Daniel sonrió victorioso.
-Vamos entonces a la oficina de al lado, cariño.
El hombre pasó por al lado del joven CEO, golpeando su hombro con fuerza en el camino. Abrió la puerta de la oficina y esperó a que su esposa saliera.
Adrian buscó que su niñera lo mirase, pero la mujer salió rápidamente de la sala de reuniones, sin siquiera mirarlo a la cara.
Antes de cerrar la puerta, Daniel le guiñó el ojo a Adrian, como si estuviera burlándose de él.
Habían pasado unos 5 minutos para ser exactos, pero Adrian sentía que habían pasado horas. Caminaba de una punta a la otra en la habitación. Necesitaba saber que estaba sucediendo.
¡Necesitaba revertir esta locura!
Suplicarle a Emilia que no escuchara a ese hombre.
Mientras caminaba sintió que algo lo frenaba y lo tironeaba del pantalón. Miró hacia abajo, encontrándose con que su sobrina lo había agarrado y lo miraba a los ojos con tristeza.
“Mierda” Pensó “Me había olvidado de