*Bernard*
Golpee una, la siguiente es más fuerte.
El portero volvió con un juego de llaves y le pedí que nos dejara solos.
Al entrar en el departamento el olor fue insoportable.
Al menos no era olor a muerte.
Tirado a un lado del sillón en la sala estaba Marcus.
Me acerqué a él y revisé si respiraba.
Vivo estaba.
Lo levanté del suelo y lo llevé al baño.
Lo metí en la ducha y abrí el agua.
Fría.