158. Si creo que nos hace falta hablar.
Cuando llegaron al apartamento de Xavier Morgan no tardó mucho en dejar el portátil sobre la mesa del forense y comprobar que todavía le quedaban más de seis horas de desencriptado.
— ¿Creo que tenemos muchas cosas de las que hablar, No crees?— mencionó Morgan cuando se giró y encontró a Xavier tan cerca.
Su pulso se aceleró y su respiración se agitó tanto que era imposible que el otro no se hubiera dado cuenta de nada.
Las manos le ardían por la necesidad de levantarlas y abrazar a ese hombre, o acariciarlo o despojarlo de la ropa que lo cubría.
—Si creo que nos hace falta hablar — mencionó Xavier, quien no podía dejar de ver a Morgan a los ojos.
Es que le era imposible no prestarle atención, todos estos días donde se limitaba a fingir ignorarlo, la verdad era que se la pasaba la mayor parte del día haciendo eso, aunque claro, a escondidas del joven.
Así fue como descubrir que el joven se mordía el labio inferior cada vez que se concentraba en algo, o que levantaba una ceja cada vez