123.No hay lugar donde no desee tomarte.

Él no dudaría en satisfacerse y hacer lo que su esposa le pedía, solo por su voz pidiéndole aquello, su polla empezó a estorbar en el interior de sus pantalones, cautiva, apresada. Siendo comprimida y volviéndose hasta dolorosa.

— No hay lugar donde no desee tomarte — confesó Jeremy introduciendo penetrando a su esposa con dos dedos solo para sentirse el calor y la humedad que lo inundaban, sentir sus paredes, apresándole los dedos como si reclamaran que no se movieran de allí.

Ella cerro sus ojos, al escuchar sus palabras no había nada que él hiciera que a ella no le gustara, sobre todo si se trataba de tocarla y de que sus cuerpos se unieran de algún modo.

—Jeremy… — Eva gimió su nombre disfrutando de esos dedos que la volvían loca y cachonda,

—Tú sigue observando la obra — él movió a su esposa para apoyarla levemente contra la barandilla mientras se agachaba a su espalda y le levantaba la falda para toparse con esas dos nalgas que lo enloquecían frente a su rostro.

Pero a pesar de
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