Tome una decisión...
Nuevamente se dirigieron al cuarto de
juego de los niños, éstos estaban dormidos, así que los dejaron descansar un rato más.
Después dejaron a Sylvia para que descansará del viaje, a las siete llegó Hafid, ya estaban por servir la cena, estaba callado y con el rostro amargado.
Sylvia estaba con los niños ocupándose de que se centraran en la comida y no en la cara del padre, después que ella le echó una mirada asesina, Hafid sonrió y se dirigió a ellos.
— ¿Qué sucede, no tienen hambre?— preguntó.
— ¿Estás enojado papá?— preguntó Farid.
Amira estaba con él entrecejo arrugado y no quería hablar.
— No estoy enojado— dijo él— estoy cansado— y tu Amira, ¿por qué tienes esa cara?
— ¡Yo si estoy enojada contigo!— dijo la niña.
— ¿Y eso porqué?— preguntó Hafid.
— Porque cuando llegaste no nos saludamos, ni nos distes besos — dijo la niña— y estás así.
Cuando dijo ésto, puso un gesto enfurruñado en su rostro, como si estuviera enojada.
Hafid no pudo evitar sonreír y les pidió disc