Necesito ayuda...
Se sentía mareado y con náuseas, sentía que la respiración le fallaba, necesitaba salir pronto del auto, así sí lo hizo saber a Sylvia.
— ¡Me siento mal, pide que detenga el auto por favor! ¡Necesito salir! — pidió Hafid.
Sylvia al ver lo pálido que estaba, le dijo al chofer que detuviera el auto, al salir Hafid, ella le acompañó, y lo tomó del brazo.
— ¿Deseas vomitar?— preguntó ella— quítate los zapatos y los calcetines y camina descalzo.
Él permitió que ella le ayudará a quedarse descalzo, caminó un buen rato y mientras ella le repetía que respirara por la nariz expulsara por la boca.
Unos minutos después él se veía mucho mejor, ya más calmado y con mejor color en su rostro, él la miró después de un rato en silencio y le dijo:
— ¿Dónde aprendiste a dar consejos para ayudar en momentos como éste? — preguntó Hafid.
— Cuando estaba en el orfanato teníamos una psicólogo y cada vez que había alguna sesión para ayudar alguno de los internos,— explicó Sylvia— yo me quedaba a ver,