Lucas llegó a la mansión e iba rumbo a las escaleras hacia su habitación. Cuando ya había subido unos pocos escalones, escuchó una voz que lo llamaba. Era Richard.—Lucas, te estaba esperando —dijo, y Lucas detuvo su paso, volviendo ligeramente la cabeza hacia atrás.Se quedó mirando a Richard con una expresión seria, muy diferente a la de siempre. Normalmente, se saludaban con una sonrisa o incluso algo de entusiasmo, pero esta vez, Lucas no mostró ni un asomo de emoción. En su lugar, le lanzó una mirada fija.—¿Qué ocurre?Richard dio un par de pasos hacia él, pero sin acercarse demasiado. Mantuvo su distancia, como si quisiera medir la situación antes de avanzar más.—Necesito hablar contigo de algo importante —estableció, mientras Lucas seguía observándolo en silencio.Lucas apartó la vista por un momento, como si tratara de adivinar de qué podría tratarse, aunque no estaba completamente seguro. —Tú dirás.Richard suspiró levemente antes de continuar, bajando un poco la mirada co
—Así que, Lucas... Aunque yo me hubiera hecho a un lado creyendo que todavía la amabas, la verdad es que, aunque así fuera, ella no habría elegido estar contigo —agregó Richard—. Marfil... me quiere a mí.Lucas permaneció en silencio, pero por dentro, una tormenta de pensamientos lo devoraba. La tentación de hablar, de soltarlo todo, fue casi insoportable.Contarle que Marfil y él no eran cosa del pasado, que apenas hacía unos días se habían buscado como dos náufragos desesperados. Que ella había ido a buscarlo hasta su habitación, allí mismo, en la mansión de Richard. Que en esa misma casa, donde Richard soñaba construir un futuro con ella, Marfil le había pertenecido a él.La rabia lo consumía. El resentimiento le susurraba que lo dijera, que destrozara todo, que no permitiera que ella obtuviera su final feliz, no después de haberlo dejado a un lado como si fuera nada, por preferir el dinero, el poder, el nombre de su mejor amigo.Lucas deseaba gritarlo. No por justicia... Sino por
No era un sitio ostentoso ni de gran lujo, pero sí era un restaurante bonito, acogedor, con un ambiente íntimo que Lucas había escogido pensando en ella.Cuando bajaron del taxi y se acercaban a la entrada, Lucas, algo nervioso, hizo un comentario.—Espero que este lugar sea de tu agrado. No es precisamente un restaurante costoso...—No tienes que preocuparte por eso estando conmigo.Con esas palabras, Lucas sintió una calidez en el pecho. Entendía que Marissa, aunque provenía de una familia adinerada, no era como muchas personas de ese círculo. Ella era sencilla, genuina, emocional, y sus sentimientos eran auténticos.No le interesaban los lujos ni las apariencias; ella valoraba otras cosas. Se había enamorado de Lucas precisamente porque era un hombre trabajador, un hombre que luchaba día a día para abrirse paso, que no necesitaba mostrar riqueza para tener valor.Eso era lo que Marissa quería a su lado: un hombre honesto, un hombre real.Se acomodaron en una de las mesas del restau
Dentro de sí, Lucas sintió un estremecimiento. De pronto comprendió —de forma brutal y dolorosa— que había subestimado el peso de sus propios actos. Solo pensó en cuánto necesitaba recuperar la amistad de Marissa, cuánto la necesitaba a su lado para remendar las heridas que le había dejado su historia con Marfil... pero no había calculado cuánto la estaba hiriendo al acercarse de esta manera.—Marissa, yo... —alcanzó a balbucear.Pero antes de que pudiera articular palabra, Marissa descendió ágilmente de la baranda y se plantó frente a él, tan cerca que Lucas apenas pudo respirar. Llevó su mano a la nuca de él, tirando suavemente para atraerlo hacia sí.Y, sin darle tiempo a reaccionar, sus labios encontraron los de él.Lucas se quedó inmóvil, congelado, pero no por el frío de la noche... sino porque jamás imaginó que aquel beso podría trastocar el mundo que intentaba desesperadamente recomponer.Lastimosamente, Lucas estaba tan sorprendido por la acción de Marissa que no logró corres
La luz de la mañana se filtraba tímidamente a través de las cortinas. Lucas estaba acostado de espaldas, con los ojos aún cerrados, mientras sentía el cuerpo cálido de Marissa abrazándolo por detrás, mientras que su rostro estaba apoyado a su espalda desnuda.Con una sonrisa adormilada, Lucas se giró hacia ella, envolviéndola con sus brazos. Se acercó despacio y besó la frente de Marissa, que abrió los ojos apenas y le sonrió.—Buenos días —murmuró ella.—¿Estás despierta? —preguntó Lucas.—Desde hace unos minutos —confesó Marissa—. Pero no me levanté porque no quería despegarme de ti.Lucas sonrió, pero luego miró hacia la puerta cerrada, pensativo.—A decir verdad, será mejor que me vaya ahora. No creo que a tu familia le agrade verme salir de tu habitación.Marissa, en respuesta, escondió su rostro en el pecho de Lucas, abrazándolo con más fuerza.—No, no te vayas —declaró.Lucas acarició su espalda con calma.—Nos volveremos a encontrar esta noche, ¿te parece bien? Vamos a salir j
Lucas parpadeó, desconcertado.«¿Acaso ya estoy tan ebrio… o es que estoy tan vulnerable que empiezo a alucinar?»La sombra de Marfil, caminando frente a él como un espejismo, lo había sacudido hasta los huesos. Se llevó la copa a los labios, tembloroso. No, no era normal.«Esto no está bien» pensó, apretando la copa entre sus dedos. «Si he comenzado a verla donde no está, significa que no estoy en buen estado.»Marisa —atenta, sensible a cualquier variación en él— notó el cambio inmediato en su expresión.—¿Te sientes bien? —preguntó con preocupación, inclinándose hacia él.Lucas tardó unos segundos en reaccionar, como si la voz de Marissa viniera de muy lejos.—¿Eh? ¿Por qué? —musitó, forzando una sonrisa.—Te pusiste muy serio de repente —señaló ella, entre angustiada y confundida.—Lo siento… no es nada. Solo recordé la prueba en Eronex Industries el siguiente lunes… y me puse algo nervioso.Marissa soltó una risita breve, aliviada de que fuera algo tan sencillo.—Sí, tienes razón
Nuevamente, Lucas no dijo nada. Simplemente observó, inmóvil, cómo Richard se lavaba las manos con lentitud, como si ese gesto pudiera lavar también la incomodidad del momento.Cuando terminó, Richard le lanzó una mirada breve.—Espero que tengas una buena noche.Ya se disponía a marcharse, cuando la voz de Lucas lo detuvo.—¿En verdad crees que Marfil te quiere?Richard frenó en seco, de espaldas a él. Por un momento pareció que no respondería, pero lentamente giró sobre sus talones, con el ceño fruncido.—¿Qué? —soltó, desconcertado.—Te pregunto... si estás completamente seguro de que Marfil se ha enamorado de ti —resaltó Lucas.Era consciente de que su cuestionamiento estaba fuera de lugar. Quizá si estuviera sobrio habría guardado silencio, habría dejado pasar el momento, pero el vino ya había corroído su autocontrol, y la herida de Marfil palpitaba demasiado viva como para seguir fingiendo indiferencia.Richard no supo cómo reaccionar en ese momento. El tono de Lucas no era el d
El hombre que intentaba separar a Lucas, al ver que no podía solo, empezó a gritar pidiendo ayuda.—¡Ayúdenme, rápido!La conmoción atrajo la atención de los que estaban afuera. Varios clientes se acercaron al baño solo para observar el escándalo, murmurando entre sí, curiosos, ansiosos de morbo.Minutos después, dos meseros entraron apresurados. Entre ellos, lograron sujetar a Lucas de ambos brazos, tirando de él con fuerza para despegarlo de Richard, que yacía inconsciente en el suelo, con la cara hinchada y sangrando.—¡Suéltenme! ¡Suéltenme, que lo voy a matar! ¡Le voy a romper toda la cara! —exclamó Lucas.Los meseros que lo sostenían lo arrastraron fuera del baño, llevándolo a empujones hasta la salida del restaurante.Allí, ya se hallaba una patrulla. Era común que rondara por la zona, y alguien del local ya había llamado a la policía.Los policías tomaron a Lucas por los brazos y lo obligaron a entrar en el asiento trasero del auto.El viaje a la comisaría fue breve, pero para