Manejo rápidamente, mientras el señor Holftmann suplica que me detenga. Pero en realidad, no lo hago. He estado pasando por mucho y solo hacer algo que despeje mi mente como esto, me va a calmar.
El pequeño Zaid aplaude emocionado mientras conduzco como si fuera un cohete y yo agradezco que mi hermana no esté cerca o me mataría, sonriendo genuinamente. Los recuerdos que no me dejaban mantenerme tranquila, no vienen a mi mente y yo sonrío por sentirme libre.
— Si no se detiene ahora, saltaré del auto — dice el señor Holftmann y yo lo observo levemente, para darme cuenta de que esta como un gato asustadizo.
— ¿Qué le sucede? Saltar desde su puesto, podría causarle daños en su cuerpo. Además, recuerde que estamos escapando de lobos y por ser muy rápidos, lo mejor es que maneje de la misma forma.
— No, yo no puedo seguir así. Necesito bajarme
— Tranquilo, el GPS, me dice como es la carretera que estoy por recorrer y como esto es un área que, al parecer, es poco transitada, no hay problema