Narrado por Damián Goldstein
Despierto en un pasillo oscuro y a solas. No estoy en una cama o en el piso de la clínica como debería haber despertado después del desmayo. Al principio no reconozco dónde estoy, aunque después puedo hacerlo. El piso con alfombra desgastada, los sonidos de fondo y el área de venta de golosinas a la distancia. Es un cine viejo.
—¿Hola? ¿Hay alguien aquí? — pregunto al aire.
Realmente parece estar a solas, y lo más seguro es que esté todavía desmayado donde sea que me hayan llevado. Por lo que, decido seguir la corriente de este sueño, y perseguir el ruido que proviene de una de las salas. Paso por su puerta abierta, y avanzo lo suficiente para darme cuenta que no están transmitiendo una película, sino imágenes de Danye y mío. De cuando era un niño.
En las butacas también puedo ver a alguien más conocido. Suspiro y me siento a su lado. Era la única persona que había en esta enorme sala.
—¿Con que aquí estabas escondido? — refunfuño de mal humor.
Dan, que e