Narrado por Damián Goldstein
Imagina estar en un sueño donde no tienes control sobre lo que haces o dices. A duras penas, te mantienes despierto, luchando con todo lo que tienes, para que los gritos internos que das, sean escuchados, por quién está a cargo de tu cuerpo.
Eso es lo que he estado viviendo este endemoniado día. De repente un interruptor eléctrico en subido en el tablero de mi cabeza, y vuelvo a tener el control de mi cuerpo. La neblina se despeja, los sentidos se agudizan y el dolor de cabeza me da una maravillosa bienvenida. Toco mi sien buscando estabilizarme en este auto en movimiento.
Aunque que esté en movimiento, me hace marearme más.
—Odio estar repitiendo esto a cada rato… ¿pero, estás bien? — escucho que me pregunta Luciano a mi lado.
—Sí, estoy bien — respondo, a él y a Leonora.
—¿Dan? ¿Dejarás salir a Damián? Es importante. No te miento — dice ella.
Sorprendentemente, la confianza que estoy construyendo con Dan, está dando resultados. Un dar, dar. Lo dejo salir