El grito le heló la sangre a una Hannah que salió a toda prisa casi sin pensarlo hacia la cocina, que se encontraba al fondo. Al llegar, vio una bandeja rota en el suelo; Justin estaba ahí con cara de espanto y había sangre, Lenna tenía también cara de susto y sostenía una galleta, como pasmada, y el brazo de Alisson, de su pequeñita, rezumaba sangre mientras ella se removía y gritaba.
—¡Aaaaaah, me duele, me dueleee!
A Hannah se le paralizó todo y fue incapaz de moverse.
—¡Qué pasó aquí, qué hiciste! —gritó de pronto, sintiendo que todo se le revolvía por dentro y las entrañas se le volvían ácidas.
—¡Yo no hice nada, ella quiso agarrar la bandeja y se le cayó! —protestó la rubia, indignada.
Andrew enseguida se arrodilló cerca de la nena y miró la herida, preocupado por la cantidad de sangre que brotaba.
—Ali, vas a estar bien, ¿de acuerdo? Solo no te muevas mucho.
—¡Papiii! —La niña lloró, aferrándose a él con su otro brazo.
—Hannah, dame uno de los paños que está en esa gaveta —Seña