Ataviada con su ropa de excursión, jeans y una sudadera, debajo de la cual llevaba su medallón de Iron Man, con un sombrero y aferrada a su mochila, Alisson tarareaba el inicio de Crazy Form de ATEEZ, que se escuchaba por los auriculares que tenía puestos, parada junto a la puerta y moviendo su cuerpo al ritmo de la música.
Cuando un auto apareció en el exterior, esta vez una camioneta de aspecto más rústico, la nena pegó un brinco y miró al salón.
—¡Mami, ya llegó papi! —clamó emocionada y miró a sus abuelos, que junto a su madre resoplaban cansados—. ¡Abuelo, abuela, adiós! ¡Nos vamos de excursión, ven mami!
Vio a Andrew bajar del auto a través de la ventana y su felicidad creció.
—Todavía no entiendo qué afición tiene esa niña con ese hombre —murmuró la abuela a su hija, que se levantó apenas oír el timbre.
A un costado se encontraba lo necesario para ir de campamento según la lista de la escuela: tienda, sacos de dormir para ellas dos, y en su mochila llevaba cosas como ropa para a