Capítulo 77. Amenazas necesarias.
Maddox se llegó solo a la mansión Prescott. Los miembros de la seguridad lo saludaron con una venia, apartándose para dejarlo entrar.
Nadie se interponía en su camino, ninguno de veía con advertencia. Bajaron el rostro con sumisión porque eran capaces de sentir que su energía alfa se había duplicado gracias a su vínculo.
Ahora era un alfa en toda regla. Ninguno podía ponerlo en duda. Y uno que se notaba bastante enfadado.
Él no preguntó nada, conocía las costumbres de su padre. Se llegó hasta su salón privado donde sabía que se encontraría reunido con los Leblane y con sus socios Klaus, Lucian y Gianfranco.
Los guardias de los otros alfas, que el día anterior lo había mirado con irritación y hasta se atrevieron a amenazarlo, ahora se mantenían a una distancia prudencial. Solo lo veían con precaución.
Entró sin anunciarse y sin que nadie lo detuviera. Quienes se hallaban dentro se sobresaltaron por su repentina aparición y por la perturbadora energía que irradiaba.
—Señores, buenas tar