Capítulo 72. Mi Luna.

Cuando Maddox entró en la habitación, Francine se inquietó. Enseguida se despidió de Alana y quedó de reunirse con ella durante el almuerzo para que siguieran conversando.

Al salir, le dedicó una mirada cargada de desprecio al lobo que este le respondió de la misma manera.

—¿Qué sucedió? —quiso saber él.

—Insiste en llevarme a Canadá por un tiempo.

—¿Y tú qué deseas? —Alana lo observó con pesar y nerviosismo—. ¿Qué deseas? —insistió Maddox, sumido en una gran tensión. Temía su respuesta.

—Deseo estar contigo, pero tú no quieres estar conmigo.

—¿Por qué dices eso?

—Porque le das muchas largas a lo nuestro. Aseguras que soy tu hembra, pero no me reclamas. Creo que lo haces porque sabes que conmigo perderás mucho más que tu manada.

Él recostó la espalda en la pared, como si lo hubiesen abatido con un golpe.

—Me da igual lo que pierda o no, nunca he tenido nada en realidad, siempre he sido un lobo relegado. Lo hago porque no quiero imponerte nada. No quiero ser como ellos.

Alana lo observ
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