Caroline se hallaba sentada en la banca metálica del parque. Ava y Hope jugaban en la resbaladera, y ella no les perdía de vista un solo instante. De pronto su móvil sonó dentro del bolso, agachó su cabeza para buscarlo, y las niñas corrieron de la resbaladera a los columpios.
Cuando la abuela elevó su rostro, buscó a las niñas con la mirada, se puso de pie como un resorte al no encontrarlas, pero al verlas de nuevo, respiró profundo y respondió la llamada.
Raúl aprovechó que la madre de Vanessa se encontraba lejos, como era un hombre muy astuto, se acercó y columpió a un niño pequeño que no podía hacerlo todo, camuflándose como si fuera el padre de aquella criatura, y así no despertar sospechas.
Volteó a observar a la madre de Vanessa con discreción y aprovechó para acercarse a las niñas.
—¿Las columpio a ustedes también?
—Bueno —respondió Ava.
Hope tan solo asintió con la cabeza, ella no acostumbraba a hablar con desconocidos, era tímida, reservada con los extraños.
Raúl con