Capítulo 21.
—Entonces si te dejaste crecer el cabello, se te ve bien, muy bonito gracias a tu color natural —me halaga Selena, la curiosa bruja que me abrazó cuando llegué al aquelarre.
Al ver mi evidente confusión, Selena que era la líder del aquelarre, pidió a sus compañeras y compañeros brujos que cuidaran de mis hijos, mientras que ella me llevó al interior de ese enorme pero viejo edificio, donde fuimos a su oficina para poder hablar con calma.
—Toma, tienes un aspecto terrible, ¿Acaso no has dormido? —pregunta Selena, entregándome una taza de té caliente.
—Gracias… —respondo algo cohibida— Y no, no puedo dormir mucho últimamente.
El estar lejos de Crystal me lo ha quitado todo, incluso las ganas de comer o dormir. Ahora solo vivo y pienso en buscar a mi hija, así que cumplir con cualquier otra de mis obligaciones humanas ha pasado a un segundo plano.
—Eso no es bueno para tu salud, tienes que descansar —ella me dice de forma severa.
Ambas nos sentamos en un sofá de su oficina, mientras ella