Un mal rato
Katherine se encargó de preparar la cena para los dos, luego de que Marina desistiera de hacerlo. La mujer aceptó con una sonrisa, estaba feliz de ver que todo parecía volver a la normalidad y, sobre todo, después de reconocer que a ella le había vuelto el alma al cuerpo, tras ver a Daniel en casa.

Esos jóvenes merecían ser felices después de un comienzo algo extraño y más luego de lo acontecido con aquella infame mujer.

Daniel salió de la ducha y observó el cardenal ya visible que adornaba su costado derecho tras la caída. Le había pedido a los que se encontraban a su lado al momento del accidente, que no fueran a comentar que posterior al accidente había quedado inconsciente unos minutos.

Eduardo se rehusó a ser cómplice de ello y solo aceptó a desgano con la condición de que debía ir al médico. En verdad, cuando su cuerpo comenzó a enfriarse, y tras la adrenalina haber bajado en su sistema, comenzó a sentir los dolores en la espalda y el costado derecho e incluso en las piernas,
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