De ahí había salido la fotografía. Tomaron un café, pero volvieron a discutir; Harry era esquivo y a Deanna le fastidiaba que no fuera directo. Finalmente, todo lo que había obtenido fueron puras excusas, frases inconclusas y miradas de soslayo por parte de Harry. Por eso tenía la cara roja y él se veía sombrío.
Daniel y Beverly bajaron en su piso.
-Lamento haberte mostrado eso… -
- ¿Por qué lo hiciste entonces? –
- Seré clara contigo: Deanna es una persona dulce y considerada, pero va a terminar arruinándote –
- ¿Disculpa? –
- Si, lo sé. No es de mi incumbencia… A ti no te importan los chismes ni lo que los demás opinen, pero necesitas recordar quien eres y la compañía que diriges. No puedes solo ignorar todo eso, toda tu familia ha trabajado por décadas por mantenerse en la primera línea –
- Mi matrimonio y mi esposa son mi vida privada, a nadie debe importarle lo que suceda en ella –
-Pues parece que a mucha gente le importa y lo suficiente para tomarles una fotografía y escribir a