- ¿Qué ocurrió? – Camila le preguntó a Harry.
- Tu hijo es un estúpido, perdió lo único bueno que podía tener por acostarse con Beverly –
- ¿Qué? No puede ser… -
- ¿Qué no puede ser, mamá? ¡Te dije que no lo arruinaras! – Le gritó a su hermano.
Ella entró a la habitación, a su habitación, la que había compartido con él por tanto tiempo; se apoyó en la puerta e intentó ganarle a la angustia que le estaba dificultando respirar. Inhaló y exhaló por la boca varias veces, grandes cantidades de aire cada vez; estaba a punto de ceder.
Tomó un bolso del perchero y apurada, sin mirar que agarraba comenzó a llenarlo. Ni siquiera necesitaba nada de eso, solo quería largarse, salir corriendo, perderse. No quería verlo más.
- ¡Daniel has algo! – Lo urgió Harry
- ¿Qué quieres que haga? –
- Ruégale, pídele perdón, lo que sea… Se va a ir-
- No servirá de nada… a ti tampoco te perdonó –
- Maldito, me dijiste tantas veces que me alejara porque alteraba su vida y tú eres peor… -
Daniel lo miró, ya no er