Daniel se estaba poniendo inquieto. Había salido esa tarde para ir de su madre, aun no regresaba y no respondía a sus mensajes. Hacía rato que todos habían llegado, su idea era tratar de enmendar las relaciones ahora que se sabía lo que en realidad había sucedido.
Harry cargaba a Emma y sentía la misma inquietud ¿sería que no quería volver a verlo? Tal vez se estaba retrasando a propósito para finalmente no presentarse porque él estaba allí. Pero Deanna nunca se escondía de esa manera.
Alguien le avisó que un auto estaba entrando. Se asomó por la ventana y efectivamente un coche estacionó en la puerta, pero nadie bajaba.
- ¿Te espero? –
- ¿No tenías miedo de que te viera? –
- Me parece que ya nos está mirando… - Hizo un gesto con la cabeza señalando la ventana.
Daniel los estaba observando, el rostro transformado.
- Espérame, pero a dos calles de aquí… En la esquina hay un puesto de flores–
- ¿Estás segura? –
- Si –
Daniel apretó la mandíbula y se giró.
-Niños, vayan a sus cuartos –
N