29° La guerra interna.
Cuando Rahyra despertó el rey no estaba con ella, parecía que debería acostumbrarse a aquello, pero siempre le quedaba un desazón en el estómago despertar sola en una habitación tan enorme y fría, pero ya no estaba sola, y no lo estaría por mucho tiempo. Se acarició el vientre y se preguntó cuanto tiempo tomaría para comenzar a notársele la panza.
No sabía cómo sentirse al respecto, su madre le había dicho que amaría más a sus hijos de lo que una persona era capaz de llegar a imaginar y eso la asustó, ¿y si no era una buena madre? Nadie la había entrenado para aquello y lo primero que quiso hacer cuando se levantó esa mañana fue enviarle un vencejo a su madre para hablar con ella, tenía tantas cosas por preguntarle que tenerlas atrancadas en la garganta le estaba resultando abrumador.
Cuando Cleo entró esa mañana para ayudarla a organizar para el desayuno notó algo extraño en ella, pero no dijo nada y Rahyra tampoco comentó, pero supo que eventualmente tendría que contale tarde que te