Capítulo 05: Predecible

Me siento como una tonta. No debería estar nerviosa. No quiero estar nerviosa. Pero por alguna indescifrable razón, ver en mi casa a mi jefe, quien además será mi esposo, me causa ansiedad. Él entra a esta y se detiene justo en el centro, en el área que considero mi sala de estar pero se queda allí, tieso, como si fuese una estatua de piedra. Al menos no está mirando a todos lados como un fisgón, debo concederle el hecho de que así como ahorita, siempre me ha dado la impresión de que Archie es una persona bastante prudente.

—Toma asiento, Archie. Mi casa no muerde — Digo poniendo los ojos en blanco.

Él gira su rostro para mirarme y aunque entre abre sus labios para decir algo, no lo hace. Simplemente toma asiento en el sofá más amplio y apoya sus brazos en sus piernas.

—Así que granjera— Lo escucho decir.

Mis ojos se abren como enormes platos cuando enseguida comprendo a que se refiere. Me giro de golpe para corroborar mi teoría y lo veo allí, sentado, sosteniendo entre sus manos el portarretrato de madera que está junto a la bandeja para las llaves sobre la mesa del centro. Archie tiene una expresión divertida mientras observa la foto.

—¿Eres tú?— Dice con expresión dubitativa pero enseguida cambia de opinión —Claro que eres tú, sólo basta con ver esas pobladas cejas.

Suficiente.

Camino hasta él en grandes zancadas y le quito el portarretato para devolverlo al lugar donde se encontraba, que nunca debió tomar.

—¿De verdad? ¿Vas a burlarte de mis cejas?— Lo fulmino con la mirada y me encargo que su expresión divertida se esfume.

—Solo bromeaba ¿vale?— Vuelve a mostrarse tenso una vez más —No era mi intención hacerte enojar—Se encoge de hombros y por último añade— Y es una foto muy simpática. Deberías contarme el contexto detrás de esta.

—Define "simpática"— Digo haciendo las comillas con mis dedos, ignorando todo lo que dijo después de esa palabra.

—Quiero decir, es tu foto, sabes a lo que me refiero. Una niña con dos largas trenzas y un enorme sombrero tejido de paja, esos enormes y expresivos ojos debajo de esas cejas tan peculiares, llevando un overol de mezclilla sucio y sosteniendo una cesta de ¿tomates? ¿Cómo no va a ser simpática?

—¿Te estás burlando de mi?— Lo miro con los ojos entre cerrados, completamente a la defensiva.

—Debería hacerlo pero no. De hecho, si no fueses tú la niña de la imagen diría que la foto es entrañable.

—¿Y qué tiene que sea yo la de la foto?

—Que te conozco y sé que no tienes nada de entrañable, ni siquiera el nombre, Vivian.

—¡Hey!—Le llamo la atención pero literalmente me muerdo la lengua porque no tengo moral para reprocharle nada, no cuando todo el tiempo estoy riéndome de él —Mejor nos vamos ya.

Archie asiente y sigue mis pasos tan pronto dejamos la casa. En la calle es él quien me guía a mi hasta su espectacular deportivo negro. Espero impaciente, aunque tratando de lucir casual, mientras él abre la puerta del lado del copiloto por mí.

Me escabullo hasta el interior del auto y suelto una carcajada de puro placer al apoyar mi cuerpo contra el firme cuero del asiento. En su interior el auto es prácticamente todo negro también y es tremendamente espacioso. Archie me concede una rápida mirada antes de poner el auto en marcha y yo vuelvo a reír divertida. Muevo mi espalda disfrutando de la suavidad del asiento contra mi piel.

—Este asiento es muy amplio — Digo comentando lo obvio —Fácilmente podría vivir aquí. Bueno, no vivir pero podría disfrutar de unas palomitas mientras veo una película en esa diminuta pantalla— Comento señalando la pantalla sobre el dispositivo GPS que está en su coche.

—Comer dentro de mi auto sería tu intento más acertado para hacer que no me agrades.

—¿Para hacer que no te agrade? ya no te agrado ¿cuál sería la diferencia?— Me encojo de hombros y paso una mano por el asiento.

Aunque muero de ganas por descubrir que tipo de música escucha el señor ceño fruncido, me detengo y trato de hacerme la idea de que delante de mi no está su reproductor de música aunque por otra parte la idea de viajar en completo quien sabe por cuanto tiempo solo hace que muera del aburrimiento.

—¿Para donde vamos?— Le pregunto cuando recuerdo que en ningún momento me ha dicho exactamente a donde pretende llevarme.

—¿No prefieres descubrirlo cuando lleguemos?

—No, no me gustan las sorpresas— Respondo —Eso también deberías apuntarlo. Insisto, tienes que aprender a conocer a tu futura esposa — Bromeo.

—No es una sorpresa— Me corrige sin siquiera girar su rostro para mirarme.

—¿Ah, no? ¿Entonces por qué no me dices a dónde vamos? ¡¿Quieres que adivine?!— Agrego inmediatamente.

—No lo creo— Dice por lo bajo, lo suficiente como para hacer de cuentas que no lo escuché y decir.

—Apuesto a que podría adivinar a donde vamos— Llevo una mano a mi mentón, pretendiendo un gesto pensativo y entonces suelto: —The White Palace— En vista de que Archie se mantiene imperturbable, repito: —¡Es The White Palace! Allí vamos — Comento entre risas —Archie, eres tan predecible.

—No soy predecible— Se defiende enseguida, con ambas manos apoyadas al volante.

—¿No? ¿Acaso no es a The White Palace a dónde vamos?— Insisto con una expresión engreído.

—¿Cómo lo has sabido?

Yo suelto una carcajada y sacudo la cabeza para negar.

—Hace dos meses cuando cumpliste año, tu padre me pidió que reservara una cena para ti y para él en The White Palace y recuerdo perfectamente que mencionó que ese era tu restaurante favorito. Que prácticamente vivías allí.

—Tampoco es para tanto — Dice a la defensiva .

—¿Cuántas veces a la semana vas allí?

—No lo sé — Dice encogiéndose de hombros —Cuatro, tal vez— Añade de forma casual.

—Pues creo que tu padre tiene razón.

—Y a todas estás ¿cómo mi padre sabe cuál es mi restaurante favorito?

—Eh, no lo sé ¿Tal vez por qué eres así de predecible?— Exclamo con sarcasmo aunque enseguida me percato que mi broma no le asienta bien a Archie. Los músculos de su mentón se tensan y yo sintiendo cierto remordimiento añado: —O tal vez tú papá si se interesa por ti, lo suficiente como para notar ese tipo de cosas.

Hay un breve silencio entre los dos donde solo escuchamos el sonido proveniente del reloj de pulso de Archie, cosa que hace que dirija mi mirada a este. Es plateado, es de marca, es enorme y probablemente es algo que yo podría comprar con tres años de trabajo. Eso me hace pensar nuevamente en mi matrimonio ¿Hasta qué punto será capaz de cederme los derechos que como esposa tendré naturalmente? O al contrario ¿hasta qué punto será capaz de negarme lo que me corresponde? ¿Viviremos juntos? ¿viajaremos juntos? ¿Podré vestir ropa tan cara como él? ¿Tendrá que conocer a mi familia? Definitivamente eso es algo en lo que ni había pensado y definitivamente debería, especialmente debería pensar cómo explicarle a mi mamá que en menos de un mes estaré casándome con el hijo de mi jefe.

Suelto un suspiro inaudible y decido prestar atención a lo que nos rodea. Mi mirada se posa en cada rascacielo, en cada anuncio en la cúspide de estos, incluso en el reflejo de sus luces en el húmedo pavimento.

—Vaya— Escucho a Archie decir —No sabía que podías pasar más de un minuto sin hablar. Eso también debería apuntarlo.

—¿Estás bromeando?— Pregunto dirigiendo mi mirada a él. ¿lo está? Su comentario suena a burla pero por otra parte ¡santo cielo, ¿este hombre sabe lo que es sonreír?

—No lo sé — Se encoge de hombros —Soy predecible ¿no? Deberías saber si estoy hablando en serio o si solo bromeo.

Pongo mis ojos en blanco y cruzo mis brazos a la altura de mi pecho, mientras, me inclino a un lado para contemplarlo mejor. Vale, quizás no es tan predecible después de todo. De hecho, desde que lo conozco siempre me ha parecido una persona impenetrable que aunque siempre trae cara de pocos amigos y parece odiar a todo el mundo, en realidad no sé qué está pensando. Quiero decir, ni en un millón de años hubiese pensado que este hombre iba a proponerme algo tan loco como un matrimonio por contrato.

—¡Nah!— Exclamo —Tienes que estar bromeando. Nadie puede ser así de amargado.

—¿Me estás llamando amargado? Primero me llamas predecible ¿y ahora me llamas amargado? ¿Así tratas a tu futuro esposo?

—Tú me llamaste fácil — Respondo en mi defensa —Supongo que estamos a mano.

—Nunca me referí a ti como "fácil" , ya te lo dije. Me refería a que eras mi opción más fácil. Y creo que no me equivoqué.

Relajo mis hombros cuando dejo que el aire en mis pulmones fluya fuera mi cuerpo. Contemplo el perfil de Archie y, como si fuese necesario, me convenzo de que es un hombre muy guapo. Al menos he tenido suerte en eso ¿no? Mi primer esposo es guapo y millonario ¿no es ese el sueño de toda mujer?

—¿Por qué eres tan amargado si eres tan guapo? Si trataras de ser un poquito, solo un poquito más simpático te aseguro que te lloverían las candidatas para esposas.

—¿Es lo que crees?— Por un segundo despega la mirada de la carretera y con una ceja alzada me mira y dice: —¿Con qué crees que soy guapo?

—Sabes que lo eres— Respondo poniendo los ojos en blanco —De hecho, cuando llegué a la oficina pensé que te parecías a...

—El Señor Darcy, lo sé — Me interrumpe.

—¿Cómo lo sabes?— Pregunto incrédula. Nunca pero nunca lo he llamado Señor Darcy en público, de hecho es un apodo que reservo para mí y mi mejor amiga que no tiene nada que ver con Life and Place. Nadie sabe de mi apodo excepto... —¡Chloe! Esa traidora — Repongo entre dientes. Solo una vez lo llamé así delante de ella y se río, dijo que le parecía gracioso porque podía ver el parecido pero...

—Lo hizo sin querer ¿vale? Me llamó así por accidente y se avergonzó. Me dijo que tú me llamaste así a una vez y a ella le resultó gracioso, por eso me dijo Señor Darcy en ese momento. Por favor, no vayas a hacerle nada a la chica.

—Por supuesto que no— Sacudo la cabeza —Pero cuando me convierta en tu esposa ¿tendré la potestad de despedirla?

Lo miro por un segundos antes de estallar en risas.

—No me digas ¿es broma?

—Muy bien, veo que me conoces mejor.

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