Y así, sin más, sin proponérmelo, había salido mi historial médico frente a todos. Muchos del hospital Brown sabían sobre mi enfermedad. Pero supongo que para los Pascal, y otros invitados que me escucharon, debe haber sido algo así como un shock.
Ya notaba en ellos esa mirada de compasión y de lástima, no me agradaba, pero ya estaba acostumbrado a ello. Hans Wagner se había quedado callado como por arte de magia y Oliver había bajado la mirada.
En estos casos incómodos siempre aparecía alguien que intentaba cambiar el ambiente y hacerlo otra vez feliz. Estábamos en una gala después de todo, una simple fiesta pero con trajes elegantes.
— Creo que los que puedan deberían tomar a su pareja y dedicarnos a bailar ¿No les parece? Hay que aprovechar el momento— decía Emilia Pascal mirándonos sin duda a Oliver y a mí. Él tardó un par de segundos en captar que definitivamente él tenía una pareja, me tendió la mano casi por deber y yo me fui con él a la pista de baile.
Se sentía extraño