Roger salió de la oficina sin saber a dónde dirigirse.
Para aumentar la molestia, Daniel lo interceptó y por la expresión que traía estaba furioso.
—¡Me acaba de decir tu asistente que tengo que cambiar de oficina! No me digas que es porque invité a tu esposa a comer, Roger.
—Señor Robson para ti y no, no es por eso, es porque necesito una oficina y la tuya está justo donde necesito. —Daniel no esperaba esa respuesta y comenzó a ponerse nervioso.
—No seas así, hemos sido amigos, incluso hemos salido juntos…
Era cierto, pero en aquel momento él estaba muy perdido después de lo ocurrido con Natalie y no se había dado cuenta todavía del hombre ruin que era.
—Eso se acabó el día en que te escuché hablando mal de Elizabeth y lo sabes. Pero esto no tiene nada que ver con eso, necesito una oficina y la tuya me sirve, la quiero libre antes del final del día.
Todavía le daba rabia cada vez que se acordaba.
En aquel momento su esposa era su asistente y no estaban casados, pero recordaba muy bien