Un melancólico inicio

Con un poco de dolor, suspiró profundamente y los dejo a solas.

Antony miró alrededor, debido a la investigación supo el gran impacto que podría provocar un Alfa, la imagen que podrían representar y, lo superiores que podían ser.

Sintió envidia de alguien por primera vez en su vida. Fue etiquetado como un tiburón despiadado, alabado y temido por la mayoría de los empresarios y científicos del mundo.

No obstante, tenía sus limitaciones. Tanto física y, para su dolor, mentales también.

Ese niño estaba destinado a darle un drástico giro a la humanidad como nadie nunca antes. Cosa que él, nunca podría lograr.

Sin esconder su insatisfacción, se giró para no seguir viéndolo.

Héctor, de alguna manera sintió ese nuevo rechazo de su abuelo hacia él. Obviamente aun no podía entenderlo, y, aunque el hombre jamás había sido cariñoso con él, jamás lo había despreciado de esa manera.

Tragó, y con nerviosismo esperó lo que tenía que decir.

—Eres el único Alfa registrado en la historia. Por lo mismo, eres ahora el ser humano vivo más valioso del mundo en este instante. Cuidaré de ese Omega incondicionalmente desde este momento. A cambio...

—Seré tu sujeto de prueba.

Continuo Héctor.

Antony asintió sin mostrar ninguna reacción, como si solo estuviera hablando de negocios comunes y corrientes y no con su nieto.

—Tienen una conexión muy fuerte, por lo que si no interviene en tu vida cotidiana. Permitiré que sigan reuniéndose. Está embarazado, lo cuidaremos y seguiremos su embarazo hasta el final. Haremos hasta lo imposible por que ese bebé nazca sano y bien.

Pero deberá entregarlo en cuanto dé a luz.

Héctor se estremeció y lo miró horrorizado.

—Abuelo.... Tú... ¿Planeas …usarlo...?

Antony sintió un leve pinchazo en el pecho y le dirigió una mirada llena de agravio.

—¿Qué tan inhumano me consideras? ¿Eres estúpido? ¿En estos tiempos y circunstancias como vería el mundo el hecho de que los hombres se puedan embarazar? Si el hecho de que un hombre de nuestra familia tenga un hijo a tu edad y sin casarse generaría rumores y alboroto innecesario.

¿Qué demonios consideras que le ocasionaría a ese muchacho? ¿No sería visto como una aberración? ¡Un demonio o algo peor! ¡Y jamás permitiré que un descendiente de nuestra familia viva en la calle o sea estigmatizado por ahí!

Conseguiremos una mujer apta y te casaras con ella...

—¡No! No me casaré con nadie más...

—¡¿Qué?! ¡¿Él?! ¡¿Estás loco?!

Antony se masajeó la cabeza y suspiró estresado.

—Una cosa más, está estrictamente prohibido que le digas una palabra de esto a tu madre. Y, antes de que puedas hablar más sandeces. Piensa un poco en lo que ella haría al saber que existe ese niño.

El lugar quedó en silencio.

—Regresa a casa, tu madre cree que te quedaste conmigo todo este tiempo. Estudia sobre los impuestos y aumento de PIB, vendrás a chequeo dos veces por semana e iras a mi oficina todas las tardes.

Después suspiró con un genuino pesar. Se acercó y puso su mano en el hombro de Héctor.

—Nada de lo que está pasando es tu culpa. Y no hiciste nada para merecerlo, desgraciadamente esto es un proceso de evolución humana, para los primeros siempre será lo más difícil. Debes trabajar y esforzarte al máximo ya no solo por ti, sino para la familia que tendrás.

Deberás soportar grandes tormentas y dificultades por ellos, si quieres mantenerlos a salvo. Y, en cuanto a ese chico...

Como hombre debes intentar ponerte en su lugar un momento, será una presión y shock psicológico aún más drástico que el tuyo. Ya sea que quieras estar con él o no, mantenlo lo más tranquilo posible por lo menos hasta que el bebé nazca.

Puede intentar hacerse daño a él mismo o incluso al niño. Tenlo presente.

Sin decir más, Antony dejó la habitación.

Después de mucho tiempo, Héctor aun aturdido salió al pasillo.

—Héctor... Señor Héctor, necesito ayuda con algo, es vital para Ethan.

Al escuchar su nombre, giró inconscientemente. Pero hasta que sintió unos objetos siendo puestos a la fuerza en sus manos, el chico despertó y puso atención.

—Esta es la medicina que debe tomar, son multivitamínicos para él y el bebé. Casi en todos los embarazos Omega el principal problema es el tamaño del útero. Dentro de tres meses debemos monitorearlo 24/7 por lo que...

—Deberá volver...

Termino Héctor mientras tomaba los frascos de medicina. Armando asintió rápidamente mientras esperaba su respuesta. El asintió, pero no respondió lo que quería escuchar.

En cambio, hablo de otras cosas.

— Quiero su dirección y toda su información personal. Si tiene familia o no y.… si alguien cercano a él es... como nosotros.

***************************

—Entonces... ¿Qué piensa señora...?

Preguntó Armando nerviosamente mientras miraba expectante a Barbara. Ella miró a su hijo, que permaneció en silencio después escuchar la versión limitada de Armando, y aunque era más que obvio que había mucho más, ya habría tiempo suficiente.

Lo único que de verdad la molestaba, era que su padre no siguiera con vida. Lo habría golpeado hasta matarlo si fuera posible.

Se puso de pie para ir a ver a Liliana, no obstante...

—¡Enciendan la alarma! ¡Omegas y Alfas salgan del edificio!

En el pasillo comenzaron a movilizarse casi todas las personas en el piso. Y, varios corrían hacia la salida cubriendo sus bocas y narices.

—¿Hay más Alfas aquí?

Preguntó Barbara sorprendida. A lo que Armando respondió rápidamente.

—Así es señora, el señor Antony reclutó a todos los Alfas y Omegas que pudimos encontrar, no solo son lo mejor de lo mejor, sino que, el personal de “casta” se siente más cómodo al trabajar aquí.

Iré a ver lo que sucede, señor...

No pudo decirle que saliera, pero Héctor entendió de inmediato. Mientras Armando salia a toda velocidad de la sala de juntas. Héctor ya se habia puesto de pie para evacuar también. Cuando había alarmas de ese tipo, significaba que había problemas de contención de productos con feromonas.

Desafortunadamente, un olor sutil. Que al percibirlo lo arrojó de lleno a un abismo haciendo que se apoyara en la mesa mientras jadeaba tratando de controlarse, lo hizo casi perder la cordura de una manera aterradoramente familiar.

«¿Que carajo...?»

Pensó mientras miraba a la puerta y se estremecía debido a un estremecedor presentimiento.

—Ugh... ¿Qué rayos...?

Con los ojos completamente abiertos y casi en pánico, Héctor volteo en dirección a Barbara. Ella se cubrió el pecho con una mueca dolorosa y segundos después...

¡PUAGH!

—¡Mamá!

Tal vez debido a la sorpresa, pero Héctor se acercó a ella tratando de ignorar las feromonas a su alrededor. Alcanzando a sostenerla antes de que su cabeza golpeara el suelo.

Miro a su alrededor nuevamente y vio a Armando que también tenía una expresión incomoda regresando a la sala.

—Señor... Es... La señora Liliana. Debemos... Yo me llevaré a la señora Barbara, usted debe...

Sacó una jeringa especial del bolsillo de su bata y se la extendió a Héctor.

—Es un inhibidor especial, se descartó debido a que era demasiado agresivo para los omegas normales. Espero que sirva para ella. Sin embargo, el riesgo de acercarse a ella es grande para un Alfa que no sea usted. Podría...

Héctor casi quería vomitar sangre.

—Carajo...

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