Encontramos la cabaña y si bien es precaria, al menos tienes una cama, y varias mantas. Revisamos todo y me preocupo del frío.
— No podemos prender un fuego aquí…— digo pensativo.
— Estoy bien créeme…— dice ella.
— Voy a dar una vuelta y luego vengo contigo, ¿está bien?— y salgo a dar una ins