— Es hora de ver que tiene tan especial esta estúpida humana, ¿por qué todos te desean?— preguntaba ella y veía que tenía los ojos rojos, la piel casi gris y el cabello era una mata de mechones negros.
— ¡Déjame!— yo gritaba cuando ella se acercó a mí y me levantó por la camiseta. Yo pataleaba, i