Sebastián
—¡David, ayuda! — pedí a mi beta a través de nuestro enlace mental.
—¿Cómo se atreve ese degenerado? — aullaba mi lobo en mi cabeza y tomó el control, ni siquiera peleé con él. No sabía si los hombres humanos eran buenos, aunque estaba seguro de que ninguno sería suficiente para ella. Per