Todo ocurrió tan rápido como en una película. El oficial empujó a Luka sobre el capó y lo esposó, siempre advirtiéndole a Alessa que no se acercara.
"¡Arrésteme a mí también, yo soy su cómplice!", quería gritar ella. "¡Yo lo incité a hacer el mal!".
Se quedó callada. Estando libre podía ser de mayor utilidad.
—Alessa... ¿Me vas a esperar? —preguntó Luka mientras lo metían a la patrulla.
—¡Claro que sí, Luka! ¡Todo lo que aguante!
El auto partió, con las sirenas ululando en la carretera. Ella partió tras él, conduciendo el auto de Luka.
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La estación era un caos de gente yendo de un lado para otro. Al no estar emparentada de ningún modo con Luka, se negaron a darle información, así que hizo lo que su razón, más desnutrida que nunca luego de dos semanas de abandono, le permitió.
Después de dos horas pudo ver a Luka unos instantes mientras lo llevaban a una sala.
—¿Qué está pasando, Luka? ¿Por qué te arreataron? ¿Cuánto tiempo vas a estar aquí?
—¿P