Mi primer día de trabajo.
Los nervios me carcomieron viva hasta que amaneció y pude ponerme en contacto con mi jefe. Pasé la mayor parte de la mañana pensando en cómo sería, si lograría sobrellevarlo e incluso, imaginando mi vida laboral. Era mi primer empleo, mi primer día, y por más que fuera un trabajo remoto, quería que me fuera bien, sentirme útil, ganar mi propio dinero.
Podía estar realizando este empleo entre cuatro paredes, pero me sentía libre.
Por suerte, Alexander era un hombre ocupado, muy responsable y dedicado a su conglomerado. Jamás se daría cuenta de mi trabajo gracias al horario flexible. Solo tenía que cumplir con la hora de entrega y hablar con él artista para saber lo que le gustaría representar con su portada. Era esplendido.
Una vez que estuve dibujando a través de la tablet, mi imaginación corrió. Dibujé, dibujé y dibuje sin cesar, me sentía con más imaginación de lo usual. Las horas pasaron y no fui consciente de lo mucho que me dolía la espalda hasta