Sonreí ante su altanería. Pasé uba pierna por encima de la moto y me recosté contra la Ducati cruzando mis brazos. Vi como caminaba hacia a mí y esperé justo ahí a que llegara a mi lado con una sonrisa jugando en sus labios rosados.
Había una cosa en Eloise que hacía que sacara mi corazón encerrado en una fría cáscara para dárselo abiertamente a ella para que hiciera con él lo que le diera la regalada gana.
Sí, había algo en ella.
Suponía que las circunstancias de la vida le habían dejado esa timidez e inocencia. No obstante, tenía otra cualidad guardada, podía sentirlo. Podía sentir como estaba haciendo mella en ella por la manera en que respondía a su madre, como sus hombros siempre estaban rectos y anchos. Como su expresión siempre portaba una sonrisa roba corazones.
Podía ser altanera, insolente y sarcástica cuando quisiera. Podía valerse por sí misma, y por dentro ella misma lo sabía.
Muchas razones me trajeron aquí hoy, y no fueron solamente esas nalgas firmes.
Asegurado.