Mientras llegábamos al lugar Paúl relataba como manera de información el lugar donde reside el sujeto de nombre Philips. Según sus palabras la familia reside en la reserva At Marina Palms, ubicada en su propia península privada. Cómo era de esperarse se ubicaban en el pent house de ese condominio, volviendo a dejar evidente que la familia en cuestión posee mucho dinero.
Al llegar, de nuevo escuchaba sus indicaciones, las cuales empezaban a parecerme molestas.
—La señora Miñonett te espera en el café del edificio asi que no se te ocurra hablar de más mi querida Carla, nombre por el que ahora te llamaremos. Otra cosa, nuestra madre es la nana de sus hijos, se llama Winnie, tuenes prohibido hablarle de nuestro plan.
—Lo entiendo, no soy idiota, entiendo que no debo decir nada a nadie —dije furiosa.
—Bueno, bueno, bájale a tu altanería, preciosa, solo te lo recordamos y empieza a bajar, ya llegamos.
Habiendo bajado del auto contemplaba el lugar, estaba impresionada con tan cautivante belleza y sofisticación, haciéndome pensar que si no fuese por lo que vendría a hacer sería un agradable lugar para estar.
—Vamos Carla, andando, hora de poner en marcha el plan—mencionaba Brend tomándome bruscamente del brazo, provocando con esto que reaccionara de mala manera.
—¿Que pasa contigo? puedo caminar, suéltame—dije zafándome de su agarre.
—Déjala Brend, no queremos que nuestro señuelo se vea mal.
Me llevaron al lugar que había mencionado, sitio que se apreciaba muy fino, este estaba impregnado de agradables olores como; café, chocolate y ese tipo de fragancias.
—Buenos días, señora Miñonett, ella es la chica que le mencionamos ayer—dijo Paúl a una mujer que lucía muy bien vestida asi como joven para ser madre y cabeza de familia.
La distinguida dama al verme paro la bebida que tomaba y se levantó pidiéndome que diera una vuelta para detallarme mejor, algo que hice como me indico mientras también la observaba. En definitiva era muy hermosa.
—Eres muy bonita, en especial tus ojos, diría que son deslumbrantes ¿cómo te llamas?— preguntaba después de halagar mis ojos verdes.
—Me llamo Carla Koch, señora y gracias por el halago—dije para extender mi mano y estrecharla con la suya.
—Mi nombre es Ann Miñonett, tomemos asiento. Pedí un chocolate para que tomes mientras hablamos. Paúl, Brend se pueden retirar, gracias por traerla—tras haber asentido ambos se retiraron, ella por su parte no apartaba su vista de mi—. Para proceder con lo que haremos quisiera ver tu identificación, soy un poco desconfiada, espero me entiendas.
—Por supuesto, no hay problema—ubicando la identidad falsa para entregársela temia que descubriera que no era mi nombre real y con ello terminará en prisión por semejante delito.
Al tenerla en sus manos detallaba la identificación para luego devolvermela.
—Todo está en orden, podemos proceder; mi hijo Philips vendrá en unos minutos asi que antes de que llegue te explicare brevemente mi propósito en cuestión.
Tal como lo había dicho Paul así fué, en pocas palabras sería una novia de mentiras, una fachada para los medios y su círculo social, a excepción de una cosa que el par no había comentado, sería compensada por esta labor que realmente veía muy tonta.
—Tu labor terminará cuando vea en el un cambio genuino así como también el hecho de que su imagen mejore ante el resto... Deberás acompañarlo a festejos, reuniones, competencia o alguna salida que haga, aunque se vea extraño quiero que siempre estés a su lado asi no lo quiera. Estoy harta de los rumores que se han creado y lo que eso podría afectarnos en todos los aspectos de nuestra vida.
—Le comprendo señora Miñonett.
—Esto deberá quedar entre nosotras, el no tiene porque enterarse de lo contrario no funcionara.
—Creame que nuestro trato lo mantendré en secreto y haré mi mejor actuación con esto que se hará.
—Perfecto, veo que nos llevaremos muy bien. levantémonos para recibirlo ya que viene hacia nosotras—ante ello hacíamos lo que indicaba.
Al haber llegado el susodicho el cual portaba lentes de sol, quedaba anonadada ante su presencia. Era el mismo que había visto en el bar, el mismo sujeto que estaba en el público admirandome bailar.
—Carla, él es mi hijo, Philips Miñonett.
Al girar la vista hacia mí quito las gafas que llevaba, dejando ver unos ojos ámbar encantadores.
No sabría que le ocurría al mirarme ya que un gesto de desagrado se reflejaba en su mirada para seguidamente contemplar a su madre.
—¿Quién es esta?
—Philips, los modales por favor, te dije que teníamos una invitada, es ella, la señorita Koch, tu novia de ahora en adelante
—¿Mi qué?... creo que sigo ebrio o es que estoy alucinando ¿qué broma es esta, madre?
—No es ninguna broma, es cierto lo que te digo.
—Pues no la acepto y me largo también—pronuncio para disponerse a marchar.
—No seas maleducado, Philips Miñonett, te quedaras ya que no he terminado de hablar contigo —enfatizaba su madre tomándolo del brazo.
—Ya te dije que no lo aceptare y es todo—indicaba para zafarse del agarre.
—¡Ah sí, perfecto! veras como te mantienes de ahora en adelante—ante esa respuesta el volvía a la mesa.
—No es justo, tengo mi parte de la fortuna que poseemos, no puedes hacer lo que dices.
—Corrección, fortuna que tenemos y que yo manejo, y ya que quieres hablar de actitudes injustas hablare de tu forma irresponsable de comportarte manchando de esa manera nuestra valiosa reputación. Te propongo que aceptes a Carla o haré lo que ya te dije.
—No puedes buscarme a cualquiera para que sea mi novia, no soy un chiquillo.
—¿Cualquiera, dijo?—me dije internamente, conllevando con eso que estuviera furiosa ante semejante comentario, aun asi, guardaba silencio mientras ellos mantenían la discusión.
—Madre, solo mírala, ¿de dónde demonios la sacaste? ¿No pudiste conseguir otra peor?
El continuar con sus palabras despectivas hacia mi persona me provocaba sujetarlo y torcerle el cuello de una forma que no pudiese respirar nunca más, sin embargo, me contenía, sabia a lo que venía, plan que tampoco era de mi agrado.
—¡Basta Philips! Respétala, No quiero que la trates asi y desde ya le recalco que no se deje pisotear contigo.
—¿Que pretendes? ¿Crees que me gustara y con ello cambiare? de ser asi estás perdiendo el tiempo y el dinero si le estas pagando... No obstante, aceptare, pero no porque quiera sino porque no pretendo quedarme en la calle por tu causa.
—Excelente, te dejare con ella para que charlen y empiecen a conocerse.
—No tengo ánimo de charlas, no ves que aún tengo resaca.
—Es tu problema, nadie te manda a beber, por cierto ella de ahora en adelante te acompañara a todo lugar que asistas, te guste o no—ante sus palabras el la miraba con enojo—. Luego nos veremos, Carla, hoy llega mi hija Devi y estas invitada para el recibimiento que se hara. Avisare a Paúl para que te lleve al pent house cuando acaben la charla—dicho esto le agradecí y ella seguidamente se marchó.
Encontrándome a solas con su hijo podía notar lo enojado que todavía estaba, pareciendome curioso que alguien como el fuese así de malhumorado.
—Me presento soy Carla Koch, un placer— dije tendiéndole la mano para que la estrechara con la suya, sin embargo, continuaba detallándome como si fuese un espécimen extraño.
—No pretendo saludarte, ni ser amable contigo y mucho menos ser cortes. Te anticipo que te haré una pesadilla cada minuto para que te largues, así que reconsidera esto que estas haciendo con mi madre—su manera de hablarme como si no fuese importante me hizo recoger la mano y devolverle la misma mirada de enojo que el me transmitía—. No pienso perder mí tiempo contigo—tras esas palabras coloco sus gafas y se marcho.
Tomando asiento intentaba sobrellevar esto ya que no me esperaba que el chico que había llamado mi atención se tratará de un imbécil pretencioso, aparte del hecho de que debía ser su novia por obligación...